lunes, 16 de noviembre de 2009

LouLou, Quand Le Parfum Se Fait Caresse

Últimamente me atraen los olores. Me he convertido en una pequeña versión femenina y pacífica del famoso Grenouille. No es que persiga a los hombres embalsamados de atractivos aromas, no. No es que se haya convertido en una obsesión ni que el fin de todos mis actos sea hacer cautivos y coleccionar a esos aromas en botecitos, tampoco. Es simplemente que, a veces, momentáneamente, mi cerebro se concentra en mi sentido del olfato.

Es selectivo.

Mientras escribo intento recordar el olor a ese perfume. A LouLou. Dicen que los aromas son lo primero que olvidamos. Nunca tuve dificultades para cerciorarme de ello. En cambio, sí recuerdo la primera y la última vez que lo empleé. Seis de diciembre de 2008. Por aquella época fue una fecha importante. Ahora, sólo una decisión arriesgada más de todas las que marcan cierta etapa en la vida. ¿El propósito de aderezarme con él? Cautivarle. Y lo logré. No sé si gracias al perfume o a todo un conjunto de factores que hacen de una persona alguien especial, pero lo logré. Y cosas de la vida, tiempo después, a mí dejó de atraerme la singularidad de esa persona o, mejor dicho, encontré una que me atrajo más. Hoy no cuento ni con una ni con otra. Mas nada de eso me aflige ya. Ahora sólo me concentro en las fragancias, en las esencias.

Alguien que conocí escribió que: "El perfume de cada alma va adquiriendo distinto olor dependiendo de ciertas circunstancias, pero la esencia es la misma, la esencia siempre estará ahí, nunca cambiará."

Y vuelve a mí LouLou, como una caricia, lo cual nos remite al título. En mi caso, mi madre es la caricia, porque de ella lo tomé prestado aquel día y porque a ella debo parte de esa esencia que hace de mí una persona peculiar.

1 comentario:

Shared closet dijo...

A quién tenemos por aqui!!!!!!! jajajaj
somos tus primeras seguidoras eh!
y tu blog, a qué va ir dedicado¿?
un beso niña, te veo ahora en lengua :P